Nunca esperes que pase algo, nunca entres predispuesto a ningún lugar

martes, 29 de junio de 2010

Quédate con las flores.

Ayer corté una flor en nombre de lo que sentía por tí, en nombre de lo que me prometí, en nombre de lo que sería por ti, ayer corté una flor para ponértela en el cabello,  ayer era otro.

Y con cada roce de personalidad, fue cayendo un pétalo, con cada "herida" fue cayendo un pétalo, con cada palabra mal interpretada se fue marchitando, y hoy que veo lo que ha pasado, solo tengo en la mano un tallo  marchito y gastado.

El problema es que le encontramos comodidad a la confrontación, el problema, es que encontramos comodidad, en las disputas innecesarias, el problema es que nunca me quisiste abrazar, el problema fue que yo no te sabía abrazar.

Mis manos no fueron creadas para estar siempre cubriendo los oídos, mis ojos no fueron hechos para estar cerrados a la realidad, mi boca no fue creada para estar siempre cerrada, aunque muchos crean que así sería mejor, no nací con esa facilidad a ignorar los problemas, sino todo lo contrario, nací para verlos, escucharlos, hablar de ellos, pero tu silencio me da a entender tu decisión. 

Y ahora me pides que deje de ser yo, por el bien de los dos, pero no mencionas dejar de ser tu, me pides que vea fuego donde hay hielo, me pides que vea alegría donde hay pura tristeza. 

Mi ira y mi paz, mi grito y mi silencio, mi abrazo y mi desprecio, me pides que todo lo deje por verte sonreír, ¿a que precio me gano tu dicha? ¿he de sacrificar mi vida por la tuya? una que solo me invita a ser esclavo de la falsedad conmigo mismo, que me pide que deje atrás todo lo que soy a cambio de un beso con duración de un segundo en mis labios de dos en mi mente. 

Hoy sembré una semilla en nombre de lo que siento por ti, en nombre de la promesa que rompí,  hoy siembro una semilla en la tierra, esperando que al igual que ella, crezca la esperanza en mi de nuevo, que sea fuerte, estable y genere sombra y confianza en la persona que decida posarse en ella. 

Te devuelvo los abrazos, te devuelvo las notas, no prescindo de tu perdón, ni mucho menos tu compresión, de hacerme un favor, te pediría que fueses feliz, te pediría que no busques lo que no hay en estos ojos, que no tientes a cambiar  para capricho una vida, más bien busca una que se parezca a la tuya. 

Quédate con las flores marchitas como recuerdo a lo que pasa cuando no se cumple una promesa.

domingo, 6 de junio de 2010

Hoy acabó la guerra

Nuestro campo de batalla, nuestro waterloo, hoy nuestro apartamento ha quedado en silencio, reducido a cenizas, escombros de recuerdos, y con miles de cadáveres de palabras regadas por el piso, solo me quedo viendo por la ventana y trato despirar aire de la fría noche en Barcelona, mientras analizo como ha quedado el ring que esta noche se prestó para la batalla final.

Y ahora que solo me queda silencio, empiezo a extrañar tus gritos, empiezo a extrañar el gemido que hacías cuando intentaba abrazarte y pedirte que entendieras de una manera racional.

Pero de todo lo que intenté, sólo me queda el porta retrato de nuestra foto favorita hecho trizas, la vajilla de mamá hecha rompecabezas y un morado en mi ojo a causa de tu puntería y un florero muy cercano a tus manos. Ya nuestra sala llena de oscuridad, no muestra más que la sombra de un hogar desecho, un oscuro intento de comprensión, una muestra de que nuestra demencia es capaz de volver Hiroshima cualquier sitio donde estemos juntos.

Pero nuestra ira a veces nos ciega, no quisimos escuchar lo que el otro tenía que decir, y hoy, soy el napoleón derrotado, sentado en mi sillón, sólo con un morado en el ojo, una lágrima en otro, y tus maletas en la puerta.

Hoy acabó la guerra, y solo quedará lamentar las pérdidas, sólo que esta guerra no tiene vencedor, ya que te marchas sin tu segundo al mando, ya que me quedo sin mi segunda al mando.