Nunca esperes que pase algo, nunca entres predispuesto a ningún lugar

miércoles, 30 de marzo de 2011

Madrid de Desgracia

Calurosa tarde la que me hizo sentarme a buscar de sombra en aquel pintoresco café de Madrid, contemplando en silencio a la gente pasar: Fotógrafos enamorados de la ciudad, manos juntas pasando en ambos sentidos, calles empedradas llenas de historia, de pinturas, música y fragancia a flores puestas en un florero.

Recién llegado a la ciudad, con ansiedad por devorar el país, de poder conocer, sentir vivir aquella ciudad de la que tantas veces hablé venir, y heme acá, contemplando aquel paisaje,anonadado por todo lo que me rodea.  Y entre toda esa calma,  toda la música hizo silencio, el tiempo alrededor se detuvo por 10 segundos, y solo quedó en movimiento tu vestido rojo y tu ligeramente danzando con el viento, tu cabello negro hasta la espalda y tus ojos negros como la noche más oscura de Andalucía, y todo, todo quedó detenido en el tiempo, las palomas al vuelo, la risa de los niños, la foto del joven de la esquina y por último, mi corazón al verte pasar.

Rápidamente pagué la cuenta, y al levantarme ya solo podía ver a lo lejos tu vestido rojo, y tu, con paso firme te dirigías hacia el norte, subiendo por una calle empedrada que se le perdía de vista ante mis ojos, y te seguí como la respiración a un aroma dulce, como un suspiro tus ojos, y rápido me movía entre la gente para verte. Las Calles de aquel pueblo fueron testigos de mi persecusión de tu vestido, de aquel cabello el cual ahora me tiene amarrado sin soltarme, con aquellos ojos que no me dejan pensar más que en encontrarte, y fueron pasadizos y calles las que te seguí y cuando creí que te había encontrado, quedé solo en la plaza en dónde te vi.

Ahora te maldigo Madrid, sentado, a la luz de la luna, en el mismo café pero ahora con una copa de vino en mis manos, confesora de mi desgracia, y en mi mente solo quedaste tu, dando vueltas una y ota vez, y yo sentado vuelvo a contemplar la misma fuente, los mismos niños, los mismos novios, el mismo fotógrafo, todo en sus mundos, todos en sus metas, y aquella guitarra que no deja de recordarme la razón a la cual vine que poco a poco he ido olvidando por ti, muchacha de ojos negros, que no deja de atormentarme el sueño.

Y ahora vago por esta ciudad de desamores, tratando de encontrarte, como las rosas el agua, como el vino la copa, como unos labios otros labios: destinados a encontrarse irremediablemente, así espero que sea mi destino, y ahora doy vueltas una y otra vez.

No sé que te diré al verte, no sé siquiera si podré hablar, solo siento que yo por ti perdí la razón y que esta agonía de saber si te volveré a ver hace más que consumir mi sueño.

Y cuando ya me daba por vencido, te has sentado en el mismo café que yo, con un vestido azul cielo, y tu cabello suelto, tus ojos negros, y otro hombre a tu lado.

Te maldigo Madrid, ciudad de rumba, música, fotógrafos, novios, niños, vino y desamores de mujeres que te hacen perder toda razón, todo por un vestido, unos ojos, y una sonrisa atrapa almas.

jueves, 10 de marzo de 2011

La gota que derramó la Copa

Ella y el sentados en la sala, y el perfecto nexo entre ustedes dos, un suavignon en hielo, dos copas, perfectas piezas de cristal que esta noche será su última, y pusiste ese blues que tanto les encanta escuchar, la tomas de la mano, y se mueven a compás de ese ritmo tan único, ese ancestro del Rock and Roll, que les invita en forma sublinal que esa pieza merece otra copa para celebrar, un suave tinteo, como el de un romántico ring de bóxeo inicia la contienda.

 A medida que salen canciones nuevas, aparecen nuevas botellas en la mesa, toda una variedad, cada botella con una nueva etiqueta "Historia personal" "Expectativas" "Chistes" "Fantasías" cada una dedicada a recordar esos detalles que no creías que volverías a compartir luego de esa otra noche de Vodka artesanal en ese apartamento con ese fulano desgraciado. 

Pero esta noche hay algo distinto, quizás sea el vino, quizás sea su seguridad, su sonrisa, y lo atractivo que se va volviendo con el pasar de las copas, ya solo sonríes cuando lo ves a los ojos ¿Qué te pasa te preguntas? - y empieza a sonae una nueva pieza que te hace ponerte a bailar y el sentado solo te ve moverte, tu meneando tus caderas al compás de la batería, el sentado tocando la guitarra de aire mientras los dos cantan en coro la canción, 

"¿Habrá sido el destino o ese vaso de Vino?, que dijiste.....ooh..tan solo "

Y ahora los dos pie bailando lentamente, toma tus manos, te acerca a el, y no sientes miedo, dejas que el compás de la música y la botella "Beso" hagan su trabajo:

"Apurás el vaso, vas perdiendo el paso y en la mesa ya no hay nada"

Y es así como se acerca a tus labios y lentamente se junta a los tuyos, con un cirioso cosquilleo, una ráfaga de placer te desborda, y es como si hubieses encontrado el hogar perfecto para tus labios: los de el.

Diez segundos precisados que prometen, otras horas, ya no de vino, ya no de Blues....

y así va terminado la pieza...

"ohhh...tan solo .... ohhh...tan solo"

Escudos

Un escudo, es la perfecta descripción de esa protección que nos creamos en nuestra mente, un escudo a los comentarios ajenos, un escudo a los sentimientos que nos hacen daño, a los sentimientos que nos ofrecen, a lo que no nos gusta, a lo que no entendemos. 

Creamos en la mente una protección a todo eso, repelemos todo aquello que no queremos que nos afecte o nos cambie de alguna forma. Es duro aceptar que uno ha fallado, es duro aceptar que no debemos resguardarnos en un escudo cada vez que exista algo contrario a lo que creemos, Es más estúpido el que quiere tener siempre la razón que el que la tiene y se ufana de ello. 

Y siempre aparecerán comentarios, porque esas no son sugerencias, dan igual las intenciones, el humano al oir un argumento ajeno al que uno tiene no mide la intención con que se dice, sino la intención que uno le quiere dar, que quiere entender, que le favorezca (toca recordar nuestro escudo)

Cada vez que nos mencionen algo opuesto, sin querer, así tengamos la disposición a escuchar, siempre estará el escudo en guardia, listo para defender lo que uno tienen en la cabeza, con tal, solemos pensar que lo que nosotros creemos es lo importante, ahora, nos encontraremos distintos tipos de escudos mientras más razones se quieran imponer

Existimos los que escuchan, pero solamente conservamos lo negativo del comentario para usarlo como escudo, para así demostrar que el otro no estáa en lo cierto y que no tiene moral para opinar sobre nosotros

Están los que siescuchan, captan lo positivo, pero para evitar quedar mal consigo mismo, crean un escudo con los pretextos, de por que son así, o de por que hacen esto o aquello, aceptarán la falla, más encontrarán una perfecta excusa para sus errores, siempre intentando no quedar mal con uno mismo para así no quedar mal con los demás
Y están los que simplemente no escuchan, los que de una vez, sin mediar, sin analizar, suelen empezar con "no, eso no es así" y a continuación un discurso explicando porque ellos tienen la razón, noten eso, no es que "crean" que tienen la razón, no, se habla de una vez de la convicción que se tiene, no hay dudas al respecto.


Es normal que intentemos defendernos, es parte de la naturaleza no ceder fácilmente a algún agente externo, al menos a partir de cierto grado de edad. La idea es un equilibrio la idea es saber rescatar todo, filtrar lo productivo y hacer una opinión productiva de la vida. Vean mi escudo, yo suelo rescatar lo negativo, con la idea de que al mencionarlo la otra persona caiga en razón de su error, pero no, eso solo hace crear más obstáculos entre el que quiere decir algo y yo que intento hacer caer en razón a la otra persona y no captar la idea que me intentan decir

Así que aquí les dejo mi opinión ¿Qué tipo de escudo usarías al respecto?