Poco a poco las luces se van apagando, y empieza el guitarrista a invocar a los dioses del rock con el cetro que se la ha dado, comienza la invocación con acordes que hacen explotar tu mente en millones de emociones, es entonces cuando solo pasa por tu mente la necesidad de canalizar esta nueva energía a través de movimientos.
Y dejas de pensar en la mirada de todos por un segundo y dejas que la psicodelia sea la que guié tus emociones. Ya no hay trabajo mañana, ya no hay deudas que pagar, ni exámenes que presentar, sino que te unes al ritual de invocación.
Es cuando entonces aquellos ojos llenos de misterio se acercan hasta donde estoy, y sin pedir permiso se une a mi llamado para invocar a la nirvana deseada. La música no ha dejado hacer el llamado pero ya todos entendemos que hemos alcanzado lo que buscamos, hemos dejado atrás las cadenas que la sociedad se ha molestado en forjar con bastante empeño, hemos escupido a la moral, hemos creado un espacio donde solo estamos nuestros instintos y ya: volvimos a ser humanos.
Ya los tragos van haciendo su trabajo, ya el humo va cubriendo todo el sitio con su estela intoxicarte. Es entonces cuando te beso, por ganas de probar el cielo una vez más, tu la estás pasando bien, sabes que este beso si vale la pena. Me invitas a tu casa, yo te invito a reinventar el placer unos segundos. ya no somos más cuerpo, somos la esencia de lo prohibido, el cielo en llamas, el subconsciente haciendo de las suyas, nosotros que nunca hemos sido opresores de nada, dejamos que la música haga el ambiente perfecto para encontrarnos...
Pronto volverá el sol y decidimos dejar estre encuentro hasta aqui, como bestias nocturnas, nuestro instinto se esconde de nuevo, no anotamos ni los nombres, no hizo falta saber más allá de lo queríamos conseguir. De volverte a ver será en otra invocación, mientras tanto seguiré yendo a tributos de Soda Stereo con ánimos de volver a otro ritual.. Vuelve a casa Maestro
