Nunca esperes que pase algo, nunca entres predispuesto a ningún lugar

martes, 19 de junio de 2012

Aquellos días que solía escribir (Parte I)

"Ya es tarde" dije esa noche un tanto preocupado, y cerrando los ojos traté de armar los pocos segundos que sobrevivieron en mi memoria anoche:

         Un "Hola que tal", dos risas por comentarios irónicos, son sonrisas por saber que estábamos en el lugar equivocado, y un solo trago que logro recordar. Las palabras terminaron siendo mero formalismo que cumplimos, para intentar mantener la cordura, aunque en nuestras miradas sabíamos bien que seguía. Lo que siguió no fue romántico, lo que siguió no fue "para siempre", lo que siguió fue a dos adolescentes estúpidos creyendo que el mundo estaba a sus pies solo por haber alcanzado una meta.

         Nunca creímos en canciones que hablaban de estabilidad, nuestras favoritas eran las que nos decían "vive el momento" y de momentos vivimos todos esos días de calor, esas noches escapados, esas madrugadas demasiado cortas para dos vidas con tanto por compartir. No sabíamos bien que hacer, no teníamos una idea de como mantenerlo, por ello es que nunca nos esforzamos por ello. Nunca intentamos entenderlo, nunca nos preguntamos "¿Qué es esto", "Solo es algo y ya" era lo que concluíamos en silencio.

        Aquella noche desperté con el teléfono con buque a alcohol, la cartera como nueva, y tu número anotado en mi mano, que no pasó de un baño para quitarme todo lo vivido la noche anterior, dado que mis intenciones nunca fueron las de volver a aparecer, y las tuyas no eran las más sinceras, lo mejor era seguir nuestras vidas como lo que éramos: dos adolescentes idiotas que creían que el mundo estaba a nuestros pies por haber alcanzado una meta.

Y por todo lo que quieras creerme, juro que esa noche, pasadas dos semanas que estaba solo y que tu estabas sola no fue planeado, no hice nada con tu número, solo fui deseando encontrar una nueva aventura, un nuevo reto. Pero mi reto seguiste siendo tu, como una palabra que no encuentras, como el nombre de una canción que no recuerdas, insistente en mi mente desde esa noche que supe que no hacían falta más aventuras. Sino tu cerca mío.

Y desde entonces que no he vuelto a verte recuerdo con amargura y envidia aquellos días que solía escribir de mi buena suerte siendo un hombre libre, porque dejé de serlo, dejé de ser libre y me volví un preso a voluntad, preso de una sonrisa y el cabello al jugar con el viento. Preso de algo que no me retiene, preso de algo que no me olbiga a estar encerrado. Preso de ti.